¿En qué película distópica hemos despertado? La trama es espeluznante, los personajes aterradores y ridículos. Un grupo diminuto de niños locos con inmenso poder tiene en sus manos al mundo. El protagonista es el megalómano entusiasmado por la destrucción que siembra. Un gobernante que se deleita en la humillación y la crueldad. A su lado, un rico desquiciado convencido de que está salvando a la humanidad y que ha recibido la instrucción de reinventar el gobierno como si fuera otro de sus juguetes tecnológicos. Todos los grandes barones de la tecnología rendidos ante el poder. Las alianzas vitales de la seguridad mundial puestas en riesgo. A los peores charlatanes se les encarga el cuidado de la salud, se les rinde homenaje a los delincuentes y se les confieren enormes responsabilidades a los tipos más reprobables. El nuevo emperador juega a las conquistas y a ponerle su nombre al mapa. Amenaza a todos, menos a quienes son, realmente, sus adversarios. No oculta ya su admiración por la dictadura.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.