Las condiciones financieras que enfrentará la economía mexicana en 2022 se han vuelto menos favorables. Por un lado, la elevada inflación a nivel mundial ha llevado a iniciar un proceso de reducción del carácter expansivo de la política monetaria, que ha provocado el alza generalizada de las tasas de interés a diferentes plazos y la apreciación del dólar. Por otro lado, la inflación en México, que obedece mayoritariamente a factores externos, ha orillado al Banco de México a endurecer aún más su postura monetaria con el objeto de mantener controladas las expectativas inflacionarias de mediano y largo plazo. Finalmente, la variante ómicron de la Covid ha revivido las preocupaciones sobre los efectos de la epidemia en la actividad económica y en las finanzas gubernamentales.