Después de dos semanas en caída libre, el Presidente cae en bajezas inimaginables. A un tiempo lo que vemos con absoluta nitidez es el autoritarismo y la irracionalidad; el despotismo y la demencia. Por una parte, la evidencia de que el Presidente puede ostentar como orgullo su desprecio por la ley y el empleo de los recursos del poder para fines de venganza personal. Por la otra, la sospecha de que no es capaz de encarar la realidad, que carece del mínimo autocontrol y la elemental lucidez para entender la relación entre reto y acción.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.