Despedirse a la mexicana
Eduardo Caccia EN REFORMA
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Por algún motivo arraigado en nuestra psique cultural, cuando el mexicano se despide de una reunión social espera que el anfitrión, a modo de cortesía elemental, le pida que no se vaya. Sobreviene una diplomática negociación en la que el invitado concede permanecer "un ratito más"; a sabiendas que el diminutivo es la fórmula nacional de la indefinición y un efectivo recurso para negociar. Vendrá en cierto momento un "ahora sí, ya nos vamos", señal contundente de la retirada, a la que el dueño de la casa no se opondrá, con otra hermosa floritura verbal: "bueno, se van porque quieren". Las partes han salido airosas en un juego de mascaradas que tendrá un nuevo episodio, anunciado con el tradicional "nos vemos pronto".
Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.