Hace un par de años la capital era la esperanza de la oposición. En la elección intermedia, Morena recibió un castigo. La ciudad se partió en dos. Morena retenía siete alcaldías y las oposiciones ganaban nueve. Se veía a Claudia Sheinbaum como la responsable del revés. La elección se interpretaba como un voto de castigo a la jefa de Gobierno. Se le veía como una política en declive que estaba perdiendo la joya de la corona. Cuánto han cambiado las cosas en poco tiempo. Ese personaje que parecía en caída libre es hoy la cabeza de la coalición oficialista, mientras las oposiciones, sin liderazgo claro en la capital, ven con preocupación la elección del año que viene. Pocas cosas tan dañinas en la política como el festejo anticipado.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.