El Poder Judicial se acomoda velozmente al nuevo régimen. El sometimiento de los jueces cuenta ya con todos los instrumentos indispensables. El horizonte de los juzgadores ha cambiado. No tenemos que esperar a que lleguen los diputados judiciales tras la elección del 25. Desde ahora es claro que el aliciente de quienes quieren conservar sus puestos o de quienes buscan trepar al cargo superior es congraciarse con los patrocinadores de las candidaturas judiciales. Hay que quedar bien con quienes forman sus bancadas. Quienes están formando las listas para la elección judicial miden la lealtad de los ambiciosos. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar para mostrarse como soldados del nuevo régimen? Quien se atreva a distanciarse del oficialismo, perderá el favor de los promotores.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.