COLABORADOR INVITADO / Ignacio Lanzagorta EN REFORMA
Hace unos diez años parecía que la Ciudad de México había alcanzado una nueva suerte de época dorada. La ciudad de 2009 era ya muy distinta a la de 1999. El Distrito Federal de los 90 era el del aire irrespirable. Era el de la violencia, los secuestros y los asaltos. El de sus zonas centrales deshabitadas, deterioradas y desordenadas. Las muchas convulsiones económicas, políticas, sociales y hasta sísmicas de ésa y la década anterior habían dejado su huella en una apocalíptica ciudad sin autonomía. Pero en 1997 la Capital tuvo una emancipación por la que tal vez comenzó a transformar su propio rumbo.