Actué como un detective privado. Mis movimientos fueron casi gatunos. Me escondía entre los estantes de ropa y los alargados maniquíes para que "Juanito" no descubriera que le seguía los pasos. La verdad es que tenía mucha curiosidad de saber qué hacía exactamente el futbolista (del cual no revelaré su identidad) dentro de aquella tienda departamental y por qué repartía billetes - como si fueran caramelos - a un nutrido séquito de personajes que le acompañaban.