De aztecas, y otros

La manipulación a través de la palabra ha sido siempre el instrumento favorito de los líderes autoritarios. Es el territorio del doble-lenguaje orwelliano donde la guerra es la paz y la mentira es la verdad; donde los valores se confunden y los enemigos (imaginarios), responsables de todos los males, crecen. AMLO "legitimó" ahí todas las medidas que destruirían la democracia y, de paso, desgarró el tejido social. Sus opositores y sus feligreses ya no pueden sentarse en la misma mesa: las mañaneras derruyeron la posibilidad de encontrar puntos de acuerdo y debatir con civilidad.