OPINIÓN

En la medida en que se apilan los damnificados crecen las fuentes de enojo, rezago económico y oposición

Damnificados

Luis Rubio EN REFORMA

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Cuando Don Quijote descubre los molinos de viento, le dice a su escudero: "La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra... ¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino". Acto seguido, procedió a arremeter, gritando: "Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete".