OPINIÓN

Cuitláhuac

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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"Veracruz es la sonrisa de México". La primera vez que usé esa frase no la dije para que se inscribiera en bronce eterno o mármol duradero, sino porque me salió del corazón. En efecto, el veracruzano, y en especial el jarocho, o sea el que nació o habita en el Puerto, tiene el don de saber gozar la vida. Sabiduría mayor y más godible que ésa será difícil encontrar. Permítanme un momentito, por favor. Voy a consultar la palabra "godible". Ese adjetivo significa agradable, alegre, placentero. Mi ilustre paisano don Artemio de Valle Arizpe empleó dicho arcaísmo en la primera línea de la sabrosa y picaresca biografía que escribió de doña María Ignacia Rodríguez de Velasco, la Güera Rodríguez, famosa en tiempos de la mal llamada Colonia por su belleza y su peregrino ingenio. Puso don Artemio al comienzo de la obra: "Eran dos doncellas muy godibles". El presidente Alemán, recién nombrado académico de la Lengua a fin de ver si con eso la docta corporación obtenía más recursos, le afeó al Cronista el principio de su obra, por parecerle vulgar. "¿Por qué vulgar?" -se azaró don Artemio. Le dijo el mandatario: "Eso de: 'Eran dos doncellas muy jodibles'...". "Godibles, señor Presidente; godibles" -lo corrigió, apurado, el saltillense. Advierto, sin embargo, que ando por los cerros de Úbeda, lo cual es uno de mis usos y costumbres. Regreso a Veracruz, y disfruto un lechero en La Parroquia, sopeando en él una bomba, delicioso pan de dulce que en otras latitudes se conoce como volcán, y en las mías como concha. Degusto un insólito plato de hueva de nácar en El Torbellino; después un clásico mint julep en el bar del Diligencias, y luego voy a algún restorán de los portales, frente a la Catedral, y con cristiana resignación me someto al infaltable albur del avieso camarero que con tono inocente me pregunta: "¿Le doy unas picaditas, señor?". Todo ese gozo se ve hoy ensombrecido por el hecho de que mi amado Veracruz tenga de gobernador a un hombre como Cuitláhuac García, quien para congraciarse en forma lacayuna con AMLO no sólo organizó, sino incluso participó personalmente en una manifestación bajuna y ominosa contra la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, y el ministro Alberto Pérez Dayán. El tal Cuitláhuac hizo llevar dos ataúdes -su secretario de Gobierno, Eric Cisneros, ayudó a cargar uno de ellos-, en una acción claramente intimidatoria, amenazante, que debería avergonzar a quien la perpetró y a quienes en ella tuvieron parte. He ahí los resultados de las cotidianas agresiones de López a la Suprema Corte y de su política divisionista y de polarización de la sociedad. Los insultos de jaque de barriada proferidos por el tabasqueño son repetidos por sus paniaguados, y pueden tener consecuencias de las cuales será responsable el autócrata de la 4T. Mucho mal ha hecho el caudillo, y males mayores causará si sigue propiciando con su actitud omisa los excesos de sus cortesanos... En las elecciones de Coahuila, el próximo 4 de junio, un voto por Morena o por el PT será un voto contra Coahuila... El esposo le comentó a su amigo: "Sorprendí a mi mujer desnuda en el taller de un pintor". Adujo el amigo: "Seguramente estaba posando para el artista". Acotó, mohíno, el otro: "Era un pintor de coches"... "¿Cómo te llamas?" -le preguntó la madama de la casa de mala nota al joven marinero. Respondió él: "Call me Ishmael". A la mujer le sorprendió que el muchacho hubiera escogido a la más grande y gorda de todas sus pupilas. Le dijo: "Vas a tener problema para encontrar el camino de la felicidad". "No lo creo -replicó el marino-. Soy arponero en un barco cazador de ballenas"... FIN.