OPINIÓN

Cuchillo

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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Cuando Salman Rushdie vio a su atacante abalanzarse en su contra, pensó que había llegado finalmente la persona a la que había esperado desde hacía más de treinta años, cuando fue condenado a muerte por el ayatola Jomeini. Extrañamente quedó inmóvil. No se movió, no corrió, casi no opuso resistencia al atacante. Levantó el brazo, pero el cuchillo que agitaba el agresor lo atravesó fácilmente. Detenido como una piñata recibiendo golpes, pensó: "Entonces, eres tú. Aquí estás".