OPINIÓN

Cuando muere un mexicano (II)

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN REFORMA

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Un teniente, Francisco Mercado, fue designado para dirigir la ejecución. Con seis soldados tomó a los prisioneros y los llevó fuera del campamento villista. Tomó primero al oficial español, que temblaba como azogado, y lo puso frente al pelotón. Pero cuando se dio la vuelta para ir a dar las órdenes del fusilamiento el español lo siguió, suplicándole por su vida. Molesto, Mercado lo puso otra vez en el sitio donde recibiría la descarga. De nuevo el español se le abrazó, pidiéndole entre gemidos que lo perdonara. Otra vez el teniente lo rechazó con violencia, y otra vez regresó el español a impetrar compasión.