OPINIÓN

Cuando los muertos no mueren (II).

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Volvieron ambos a la alcoba, se tendió ella en la cama y don Pepe le dio un beso en la frente. Luego apagó la luz del velador. Ella, tranquila ya por el regreso de su esposo, se quedó dormida.