"Eh pend... pinch... cabr... ¡esta es mi casa!".<br /><br />Así, literalmente como un loco de atar, me espetó hace poco un señor ya muy entrado en años que me esperaba afuera de su casa -aunque no lo creas- apoyado en su andador.<br /><br />¿Mi pecado?<br /><br />Haberme estacionado en una...