El campo de la conversación pública está muy resquebrajado. No entre derechas e izquierdas, liberales o conservadores, sino entre prolopezobradoristas y antilopezobradoristas. Es como si las identidades hubieran reemplazado a las ideas. En ambos flancos abundan las antipatías, los agravios, las acusaciones. El termostato de la discusión, la capacidad colectiva para modular la temperatura de nuestros intercambios, para ponderar con justicia los desacuerdos y las disidencias, no está funcionando. En el contexto de la 4T todo tiende muy rápido a los ataques ad hominem, a la incendiaria futilidad de las recriminaciones mutuas, a la intransigencia. Los amigos de ayer son los adversarios de hoy, cualquier reparo se interpreta de inmediato como una agresión, hay mucho atrincheramiento y poca disposición para escuchar, admitir, conciliar. Los unos no entienden que por fin perdieron; los otros tampoco entienden que ya ganaron.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Estudió Relaciones Internacionales en El Colegio de México e Historia en la Universidad de Chicago. Es profesor-investigador asociado en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde además dirige el Programa de Periodismo.