Contrapesos y oposiciones son cosas distintas. A veces pueden parecerse, en ciertas circunstancias hasta traslaparse, pero en estricto sentido no son lo mismo. Las oposiciones son políticas, buscan constituirse como alternativas frente al partido en el gobierno y compiten por el poder. Los contrapesos son institucionales, formales o informales, y desempeñan funciones especializadas, de vigilancia o control. Se puede ejercer un contrapeso sin ser oposición; por ejemplo, desde la Suprema Corte, un órgano autónomo, la sociedad civil o la prensa. Y se puede ser oposición sin ejercer como contrapeso: por estar en minoría en el Congreso, carecer de cohesión interna o no tener propuestas relevantes ni liderazgos fuertes. No es una distinción meramente teórica. Es una distinción que, en la práctica política, puede hacer mucha diferencia.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Estudió Relaciones Internacionales en El Colegio de México e Historia en la Universidad de Chicago. Es profesor-investigador asociado en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde además dirige el Programa de Periodismo.