¿Conciencias tranquilas?
Guadalupe Loaeza EN REFORMA
Hoy es el segundo informe del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por lo general, siempre me han decepcionado los informes de los presidentes, sean del partido que sean. Recuerdo que el primer informe que escuché completito fue el último de Díaz Ordaz. Según él, había logrado, durante su sexenio, miles de beneficios para el país, al terminar su discurso apuntó: "Al pueblo de México, que es mi origen, que ha sido mi inspiración, mi guía y mi aliento, mi único señor y juez, con la conciencia tranquila, puedo decirle: Misión cumplida". López Obrador también dice tener su conciencia tranquila, a pesar de los 64,414 muertos por Covid, de la crisis económica y de la escasez de medicamentos para los niños con cáncer. De hecho, todos los expresidentes, corruptos o no corruptos, juran y perjuran tener su conciencia súper tranquila. Mismo si fueron reprobados por la opinión pública, para ellos, no nada más fueron honestísimos, sino que fueron gobernantes sacrificados e injustamente juzgados. Salinas de Gortari termina su último informe con estas palabras tan "sentidas", "honestas" y "sinceras": "Nada se compara con la cercanía del pueblo, por eso nadie puede ser el mismo después de haber gobernado a una nación sensible, original y generosa como la nuestra. Nadie tampoco puede aspirar a la unanimidad, porque la riqueza de México es su diversidad. Gracias, muchas gracias al gran pueblo de México por haberme permitido servirle". Ahora, el profundo deseo de ese pueblo de México, al que tanto le agradeció Salinas de Gortari, por haberle permitido servirle, quiere que acabe en la cárcel. Le urge que lo juzguen, que regrese lo que se robó y que se haga justicia por haber incurrido en tráfico de influencias, tal y como lo confesó Emilio Lozoya, para favorecer a su hijo con proyectos de Pemex. No hay duda, el expresidente no nada más tiene la conciencia tranquila, sino que vive en paz, sabiendo que a él nada le puede suceder aunque el pueblo mexicano vote para que se le encarcele.
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores