La idea de la alianza opositora se resume, básicamente, en echar montón. No importan las viejas rivalidades ni las diferencias sustantivas, lo que está en riesgo para 2024 obliga a ignorar la historia y concentrarse en la feroz urgencia de lo inmediato: derrotar al oficialismo. La coalición de las oposiciones, al menos por el momento, no se trata de un proyecto compartido sino de un antagonismo en común. Su motor, en otras palabras, es menos conquistar el porvenir que recuperar el presente. Contra la fuerza de una nueva hegemonía populista, la unidad de los viejos partidos de la transición. Tiempos desesperados exigen medidas desesperadas. Y esta, sin duda, es una de ellas. A la alianza le sobran motivos pero le faltan método, ideas, músculo, tiempo, mística, en fin, todo lo que se necesita para convertir una aspiración legítima en una oferta competitiva.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Es internacionalista por El Colegio de México e historiador por la Universidad de Chicago. Actualmente se desempeña como analista político y consultor independiente.