CULTURA
Comparten pasión
al 'Leer en prisión'
Lorena Jiménez
Guadalajara, México (04 diciembre 2015) .-09:16 hrs
Los escritores Maruan Soto Antaki y Jorge Alberto Gudiño, quienes ayer presentaron Clandestino y Justo después del miedo, respectivamente, en la Feria Internacional del Libro (FIL), también compartieron con la audiencia su experiencia dentro del proyecto Leer en prisión.
Dicha iniciativa contempla llevar libros contemporáneos a las diferentes cárceles del DF.
"La violencia es la consecuencia de la falta de diálogo y eso principalmente me llevó a ser parte de ese proyecto en el que estamos reunidos varios periodistas y escritores.
"Para los autores creo que esto nos beneficia, en el sentido de que estos lectores dan visiones interesantes de las obras", dijo Soto Antaki, quien retrata el activismo político y critica la idiosincrasia en México en Clandestino.
En tanto, para Gudiño, quien explota en su libro la violencia, la maldad y el instante preciso en el que el miedo se transforma en otras cosas para ser capturado en una fotografía, no hay nada más temible que visitar cárceles de hombres y nada más desesperanzador que entrar a una de reclusorio de mujeres.
"En la presentación más tumultosa, había 500 reos y sólo tres custodios; se me acercó uno de ellos en silla de ruedas y me dijo que él me conocía, que había estudiado conmigo, pero eso no es lo que me da miedo: miedo es el proceso de entrar. La primera vez llegué hasta las oficinas de una cárcel sin problema y resulta que nadie sabía de que yo tenía una cita ahí dentro como parte del proyecto", relata.
Leer en prisión arrancó en el reclusorio de Santa Martha Acatitla.
Dicha iniciativa contempla llevar libros contemporáneos a las diferentes cárceles del DF.
"La violencia es la consecuencia de la falta de diálogo y eso principalmente me llevó a ser parte de ese proyecto en el que estamos reunidos varios periodistas y escritores.
"Para los autores creo que esto nos beneficia, en el sentido de que estos lectores dan visiones interesantes de las obras", dijo Soto Antaki, quien retrata el activismo político y critica la idiosincrasia en México en Clandestino.
En tanto, para Gudiño, quien explota en su libro la violencia, la maldad y el instante preciso en el que el miedo se transforma en otras cosas para ser capturado en una fotografía, no hay nada más temible que visitar cárceles de hombres y nada más desesperanzador que entrar a una de reclusorio de mujeres.
"En la presentación más tumultosa, había 500 reos y sólo tres custodios; se me acercó uno de ellos en silla de ruedas y me dijo que él me conocía, que había estudiado conmigo, pero eso no es lo que me da miedo: miedo es el proceso de entrar. La primera vez llegué hasta las oficinas de una cárcel sin problema y resulta que nadie sabía de que yo tenía una cita ahí dentro como parte del proyecto", relata.
Leer en prisión arrancó en el reclusorio de Santa Martha Acatitla.
