Que nadie se ofenda por mi alegría, pero tengo que contarla porque la alegría no contada también provoca un profundo desasosiego. Sé que corren tiempos donde la única bandera bien vista es la bandera del enojo, pero nadie puede sostenerse en el enojo eternamente, nadie. Antes o después el cuerpo pide un respiro, por las buenas o por las malas. En fin, que si pueden, no maten a la mensajera.
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.