Lo que es de todos, el espacio público, es finalmente de nadie; pertenece a una abstracción política y social que tiene un rostro cambiante y no puede asumir responsabilidades en el tiempo. Los espacios públicos, el medio ambiente natural, reclaman compromisos de largo plazo, algo que cualquier gobierno por su temporalidad, no puede ofrecer. Afectamos a la naturaleza, socio necesario para la supervivencia, quien en respuesta nos obliga a reformular economía y sociedad; el reto ambiental se enfrenta con estilos de vida sustentables, tecnologías sensatas y estructuras sociales que aprovechen las capacidades de gobiernos y ciudadanos. El componente complejo es el político: lograr que las instancias de poder comprendan que no pueden enfrentar solos los retos ambientales, pues su solución sólo puede surgir de la base de las sociedades.