OPINIÓN

Choque frontal

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

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¿Por qué los automóviles de muchas señoras, pregunta un chocarrero, tienen abolladuras y raspones en los costados? Porque sus maridos les han dicho que esto -señalando con índice y pulgar un espacio de 2 o 3 centímetros- es 8 pulgadas. En tratándose de distancias no sé cuál es la que media entre México y Venezuela. Creo, sin embargo, que cada día nos vamos acercando más a ese país. Poco a poco la distancia se va haciendo menos. La marcada hostilidad con que López Obrador mira ahora a los empresarios -salvo deshonrosas excepciones- es ominoso augurio de un choque frontal entre el gobierno y el sector privado semejante al que en la nación de Chávez y Maduro condujo a una crisis económica de proporciones graves. Seguramente los dirigentes de nuestras cúpulas empresariales advirtieron ya el error en que incurrieron al prestarse a servir de comparsas en las astracanadas de AMLO, como aquella tan tristemente célebre de los tamales con atole y los boletos para la rifa del avión. No se trata de adoptar una actitud de confrontación con el Estado. Se trata, sí, de asumir el rol que a cada uno corresponde. El de los representantes de la iniciativa privada es defender los intereses legítimos de sus agremiados, sin atacar al gobierno, pero tampoco sin someterse dócilmente a él, pues esa claudicación va en demérito de la libertad de todos y atenta contra la integridad de la República al propiciar la entronización de un poder dictatorial. Cuando se niega a recibir y escuchar a los empresarios AMLO está mostrando ya visos despóticos que en nada sirven al establecimiento de una sociedad armónica y de colaboración entre los diversos sectores que la forman. Eso es muy peligroso. Venezuela: poco a poco nos vamos acercando a ti... Lord Feebledick regresó a su finca rural después de terminada la cacería de la zorra. Venía preguntándose por qué no había participado en ella lord Highrump, su convecino y antiguo camarada en el Quinto Regimiento de Calcuta. Bien pronto tuvo la explicación de tal ausencia: el supuesto amigo estaba refocilándose con su mujer. Con la de Feebledick, quiero decir, no con la suya propia. "By, Jove, Highrump -preguntó con lastimera voz milord-. ¿Por qué me haces esto?". Respondió el otro: "Old chap, a ti no te estoy haciendo nada"... El joven Celerino acudió a la consulta del doctor Duerf, psiquiatra supereminente, y le dijo que tenía un problema grave de eyaculación prematura. Inquirió el célebre analista: "¿En qué momento de la relación termina usted?". Respondió el joven Celerino: "Entre '¿Cómo te llamas?' y '¿De qué signo eres'?"... Don Algón le dijo al empleado Ovonio, cuyo rendimiento laboral era sumamente escaso: "Voy a bajarle el sueldo". "No se moleste, jefe -respondió el tal Ovonio-. Yo puedo subir por él"... Cicaterio, agiotista desalmado, iba a hacer efectiva la hipoteca que pesaba sobre la casa de don Angelino, señor de buen corazón pero sin sentido práctico. Amenazó el villano: "Lo echaré a la calle con toda su familia, a menos que su bella hija Dulcimela acceda a pasar una noche conmigo". "¡No! -clamó don Angelino con desesperación-. ¡Ella es una virgen pura, honesta y casta! ¡No puede pedirle que haga semejante sacrificio!". Apareció la joven, que había oído todo, y dijo con acento emocionado: "Acepto someterme a esa deshonra con tal de salvarte de la ruina, padre mío". Esa misma noche se cumplió el trato, y así quedó saldada la hipoteca. Al día siguiente la madre de Dulcimela le dijo, gemebunda, a su marido: "¡Qué sacrificio tan grande hizo nuestra hija por nosotros!". "Ni tanto -replicó mohíno el genitor-. Ya me preguntó si no hay una segunda hipoteca con algún otro acreedor"... FIN.