Celebra Zinco Jazz su primera década
Erika P. Bucio
Cd. de México (09 abril 2015) .-00:00 hrs
"Venir al Zinco es como sumergirse en una película", dice Ernesto Zeivy, su propietario.
El cliché dicta descender siete escalones para alcanzar lo que hace una década era un sótano de máquinas y dos bóvedas del Banco de México para cruzar una cortina de terciopelo rojo y encontrarse con un club de jazz, con su típica barra de zinc, como en Nueva York.
"Este club fue hecho con una gran pretensión: un club a la altura de cualquiera en el mundo", ataja el chef y pintor.
Su nombre honra al zinc de los clubes neoyorquinos, a la esquina donde se ubica (5 de Mayo) y a la síncopa, típica del jazz.
Ayer, en el escenario en penumbras, ensayaba Caravan la Zinco Big Band, que, comandada entonces por Eugenio Elías, inauguró el espacio el 20 de abril de 2005.
Se empeñaron en abrir en el cumpleaños de Paul Birbil, uno de los socios, a pesar de que ni licencia tenían ni funcionaba la cocina, que se volvería emblemática a cargo del chef de La Gloria. Una hora antes de la apertura se cayó la tubería del sistema de aire acondicionado.
Pero si de algo estaban seguros es de que se escucharía muy bien. A partir de un estudio de acústica acondicionaron el lugar. Hasta la barra del bar tiene una ligera inclinación para impedir los rebotes. "Es el mejor lugar para oír música en vivo", defiende Zeivy.
El jazz se hizo para lugares pequeños, dice, y por éste, con capacidad para 150 personas sentadas, han desfilado Paquito D'Rivera, Wynton Marsalis, Terence Blanchard y Marc Ribot, entre otros. De los mexicanos: Eugenio Toussaint, Antonio Sánchez, Iraida Noriega, Magos Herrera. Y otros vieron allí el inicio de sus carreras, como Paté de Fua y Ximena Sariñana.
"Pensar en mafias sería una absurdo, la única restricción es que haya calidad", replica.
Durante cuatro años, la revista DownBeat, la biblia del jazz, los ha distinguido como uno de los mejores clubes.
Zeivy lo resume así: estos 10 años han sido buenos porque han contribuido a crear una escena local, pero también para el Centro Histórico.
La Fundación Centro Histórico le propuso abrir un establecimiento, pero ningún local los convencía. Al final, Adrián Pandal, director de la fundación, le invitó una cerveza en su departamento en el viejo Banco de México. Pasaron frente a la puerta del sótano. Zeivy sintió curiosidad. Pidió que se lo mostrara. Ni luz había, apenas unas bicicletas arrumbadas. "Era un local de película, perfecto para un club". Nacía el Zinco.
Nunca ha sido negocio, dice Zeivy. A punto estuvieron de cerrar en 2009 por la crisis y el brote de influenza. Pero ahora viven un dulce momento.
Su fiesta de aniversario durará todo abril. El cartel incluye a John Medeski, Marc Osterer, Louise Phelan, Erik Deutsch Band y, por supuesto, la Zinco Big Band.
"Tenemos vara para otros 10 años".