CULTURA

Celebra Tunick a la muerte

Lourdes Zambrano

Cd. de México (29 octubre 2014) .-00:00 hrs

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A Spencer Tunick no le es ajeno el tema de la muerte en sus proyectos.

En sus inicios, cuando tomaba fotografías en su ciudad de residencia, Nueva York, incluyó cuerpos tirados en las calles, con moretones y golpes, en alusión a las muertes violentas.

Pero, desde que su relación con México y con San Miguel de Allende se estrechó, la actitud que tiene hacia la muerte se centra en la celebración, dice en entrevista con REFORMA.

El fotógrafo, famoso por sus instalaciones de desnudos masivos en espacios públicos, hará una segunda sesión relacionada con el Día de Muertos mañana en la madrugada, en las calles del centro de San Miguel de Allende, en donde capturará a 100 mujeres acompañadas por flores de cempasúchil, dentro del Festival La Calaca, que se organiza por tercera ocasión.

En 2012, el artista fue invitado a la primera edición del festival para hacer un proyecto. Fue la serie Spirits, en el paraje Los Senderos, fuera de la ciudad, aún con reminiscencias de respeto y colores sombríos.

Sólo en una ocasión anterior ha trabajado con flores, en Irlanda, pues es raro que utilice otros elementos en sus composiciones fuera del cuerpo humano.

"Hay muchas connotaciones ligadas a las flores. En el caso de los cempasúchiles, son usados como una guía para que los muertos regresen a la vida.

"Entonces, el simbolismo en esta fotografía que quiero hacer está relacionado con qué dirección tienes que ir en tu vida para encontrar la paz, encontrar tu camino. Y también como un símbolo de purificación", dice.

A pesar de que finalmente concretará un proyecto que lleva pensando por años, no tiene intenciones de exhibir los resultados de la sesión de fotos en San Miguel de Allende.

"Muchas veces no pienso en dónde las voy a exhibir, sólo pienso en hacer el trabajo. Sé que suena loco, pero lo que me interesa es vivir el momento y hacer arte. Quizá algún día las exhiba aquí en el Hotel Matilda. No tengo otros planes", confiesa.

El Hotel Matilda, de Harold Stream, ha servido de galería y a la vez de patrocinador para el trabajo de Tunick. Algunas fotografías de la instalación en el Zócalo de la Ciudad de México, en donde reunió a 18 mil personas, se ven por los espacios del lugar.

Además, el baño del Bar Mui está decorado con fotomurales de las sesiones de Tunick.

Sin embargo, en 2015, el artista tendrá que volver a la realidad y no sólo pensar en exhibir su trabajo, sino regresar al circuito de las galerías, incluido algún representante en la Ciudad de México.

"Mis hijos están creciendo, necesito dinero", dice riéndose.

Afortunadamente, Tunick tiene un as bajo la manga. Tiene acumuladas varias series que ha trabajado por años y que nunca se han exhibido.