A veces creo que ya no sé pensar, me asusta esta especie de totalitarismo algorítmico en el que nos hemos sumergido hasta la deformación cognitiva. Recién escuché a un maestro de filosofía describir la imagen perfecta de la esclavitud posmoderna: llevamos las manos entregadas pues siempre están ocupadas tecleando y la cabeza enterrada en la pantalla. Poca distancia hay entre eso e ir caminando maniatados viendo el suelo. Así estamos, metidos en la mismidad y sin estímulos para levantar la cara hacia el horizonte. Estamos sedados, drogados del estímulo que nos hace mantenernos pegados al teléfono una media de 8 horas al día (según datos del Digital 2023 Global Overview Report respecto a México).
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.