Castigo irreparable
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA
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El marido le pidió a su esposa sexo "por vaso no idóneo". Esa expresión emplean algunos códigos para referirse al sexo anal. Ella se resistió a la petición. "Hagámoslo, mi amor -la animó el hombre-. Anda, no duele". Le preguntó la señora: "¿Cómo sabes?"... En Alabama un hombre sentenciado a muerte será ejecutado hoy con el procedimiento de privación del oxígeno por medio de nitrógeno. Jamás se ha puesto en práctica ese método de ejecución. No se sabe cuánto tiempo tardará el reo en morir, ni qué sufrimientos le causará la máscara que le pondrán para privarlo de la respiración, algo así como meterle la cabeza en una bolsa de plástico. Los encargados de hacer la ejecución afirman que el procedimiento es indoloro. ¿Cómo saben? El hombre ha sido dead man walkin', o sea ha estado en el corredor de la muerte, por un delito cometido en 1988. Ejecutar a alguien después de transcurrido tanto tiempo parece acción cruel e inhumana. La pena de muerte es un castigo irreparable. Sobre la puerta de un antiguo tribunal había un letrero dirigido a los jueces, fiscales y jurados que a él entraban. Decía: "Acuérdense del panaderito". Y es que en tiempos pasados un muchacho, casi niño, que trabajaba en una tahona fue ahorcado por un crimen que, luego se supo, no había cometido. Está demostrado, además, que la pena de muerte no es ejemplar. Ya se sabe que en la Francia de la guillotina los carteristas aprovechaban la aglomeración de la gente para robar las carteras de quienes habían acudido a presenciar la decapitación de un hombre condenado a muerte por ladrón. México acertó al haber suprimido en la práctica la pena de muerte tanto en el fuero civil como en el militar. Estados Unidos, sin embargo, es un país donde la pena capital se ha usado casi desde su fundación, y aunque actualmente algunos estados la han abolido, muchos otros la conservan, y algunos, como Texas, la aplican con vergonzosa asiduidad. La pena de muerte es moralmente reprobable. Todas las iglesias deberían condenarla expresamente, lo mismo que las organizaciones defensoras de los derechos humanos. Desde luego se debe reconocer el dolor de los familiares de la víctima de un asesinato, pero la muerte del asesino no les devuelve al ser querido. Así las cosas la aplicación de esa pena tiene carácter de venganza, a la manera de la ley del talión. La prisión perpetua es una alternativa viable en esos casos. Si la muerte del reo de Alabama llega a consumarse espero que sirva como nuevo motivo para llevar adelante los esfuerzos que en el mundo se hacen para abolir en todos los países la pena de muerte... Aligeremos ahora esa peroración con el relato de un cuentecillo de humor lene... La ciempiés hembra le comentó a una amiga: "Tengo un problema en mi matrimonio en lo que hace a las relaciones íntimas. Cuando mi marido termina de quitarse los zapatos a mí ya se me pasaron las ganas". (Según Eduardo Zamacois, novelista erótico español, en los finales del siglo antepasado y principios del pasado un galán tardaba casi media hora en desnudar a su pareja a fin de llevar a cabo el acto del amor, así de profusas eran las vestiduras que llevaba la mujer. Tan sólo para desatarle las cintas del corsé, obligada prenda femenina, el ansioso amador necesitaba más de 10 minutos, a más de los que requería para despojarla del polisón, armazón de varillas usada por las damas para realzar su parte posterior. Pienso que con todos esos trámites al varón se le bajaba el ímpetu amoroso, o en el caso de algún señor maduro se olvidaba de para qué había hecho todo eso. Ya se ve que no es cierto aquello de que todo tiempo pasado fue mejor)... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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