OPINIÓN

Camino del cadalso

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN REFORMA

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Las sucesivas derrotas de Valladolid y Puruarán, y el tremendo golpe que fue la muerte de Matamoros, pusieron entre los insurgentes discordia y desunión. El Congreso, perseguido con empecinada terquedad por Calleja y sus jefes, andaba a salto de mata, temerosos sus miembros cada día de ser muertos o apresados. A veces, alcanzados por alguna fuerza realista, tenían que huir con tal celeridad que ni alimentos podían llevar consigo. Hubo una semana en que los infelices diputados, depositarios del supremo poder de la Nación Americana, no tuvieron otra cosa que comer más que totopos, es decir, tortillas secadas al fuego.