OPINIÓN

Breve amor eterno

Juan Villoro EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Hay actividades tan admirables que preferimos que las hagan otras personas. Es el caso de la poesía. Poca gente la lee, pero casi nadie la repudia; hacerlo equivaldría a negar la posibilidad de que alguien más sensible que nosotros describa los dolores y las maravillas del mundo. Esto incluso influyó en una de las experiencias más superficiales de Occidente: los concursos de belleza. Cuando las aspirantes a reinas deben mencionar un pasatiempo, se declaran lectoras para quedar bien.