Por lo general, el sentido común recomienda no construir encima de un pantano. Al parecer, los genios de la Cuarta Trastornación hicieron caso omiso de esta lógica y decidieron invertir VEINTE MIL MILLONES DE DÓLARES en la Refinería de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, en terrenos que eran un manglar, y, por lo mismo, susceptibles a inundaciones.