La moderna supervisión biopolítica parece anunciar la llegada de ciudadanos inmateriales
Cuando un Estado entra en crisis se habla de guerra. Las metáforas bélicas son el límite y la derrota de la imaginación social. Una vez más, varios gobiernos han cedido a la tentación de referirse al Covid-19 en términos militares, recurso inútil, pues el frente de guerra es ilocalizable, el enemigo avanza sin ser visto y la defensa consiste en evitar el acontecimiento. Estamos ante una narrativa vacía que cristaliza en ciertas islas: los hospitales. ¿Cómo explicaremos en el futuro la parálisis de un planeta donde el remedio consistía en evitar a los demás? ¿Será posible contar esa "épica de la inacción"? Los médicos, las enfermeras y los infectados viven un drama diferente. Mientras tanto, la inmensa mayoría respira en puntos suspensivos.
Ha obtenido el Premio Herralde por su novela El testigo, el Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán por su libro sobre futbol Dios es redondo y el Iberoamericano José Donoso por el conjunto de su obra. Ha sido profesor en la UNAM, Yale, Princeton y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Entre sus libros para niños destaca El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica.