Empujado por la ambición de industrializar la URSS y sin mostrar preocupación alguna por las consecuencias ambientales, en 1920 Lenin afirmó que el comunismo era el poder de los soviets más la electricidad. Poco tiempo después, Mayakovsky declaró que "luego de haber conocido la electricidad, perdí todo interés en la Naturaleza. No es lo suficientemente moderna". No bromeaba. Mezclaba el radicalismo futurista de su poesía con la certeza del dominio del hombre sobre la naturaleza, una idea compartida lo mismo por marxistas que por los más acérrimos defensores del capitalismo. Habría de pasar mucho tiempo antes de que se comenzara a prestar atención a voces precursoras como la de Rachel Carson, para que fuera creciendo la conciencia de los riesgos que la explotación y contaminación ambientales traían consigo para la diversidad biológica.