OPINIÓN

El mundo observa con pasmo las atrocidades. Casi nadie se atreve a enfrentar a Trump y, si ocurre, es para recular de inmediato

Basura

Jorge Volpi EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Un energúmeno gobierna la mayor potencia del planeta. Y, frente a sus desplantes y amenazas, las demás naciones no tienen más remedio que plegarse a sus dictados. Este es el brutal escenario en el que nos hallamos: frente a los largos intentos por establecer un marco de relaciones internacionales más o menos civilizado -en donde los países más poderosos negocian en vez de sobajar a los más débiles-, entramos de nuevo en la era del big stick, donde impera de nuevo la ley del más fuerte. Ello no quiere decir que, hasta ahora, Estados Unidos no se haya salido casi siempre con la suya, sino que las necesarias ideas de soberanía, cooperación o respeto se desvanecen y solo quedan la sumisión y el miedo: dos elementos que vuelven el futuro más oscuro e impredecible, incluso para Washington.