OPINIÓN

Bardo

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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Quiso Alejandro González Iñárritu vaciarlo todo en Bardo. Lo íntimo y lo histórico, lo personal y lo nacional, la vida y el sueño. La historia y el mito de México, la desgarradura de la migración, la fama y sus envidias, la familia y las ausencias. Sin duda, una película extraordinariamente ambiciosa. Bardo es, en efecto, muchas películas y casi todas ellas son fallidas. Una película sobre la identidad nacional que colecciona lugares comunes; un documental sobre la migración que no roza (a diferencia de su portentoso Carne y arena) el drama de quienes lo arriesgan todo; una reconstrucción escolar de mitos históricos. El autorretrato de un hombre que se fustiga. Una colmena de culpas: la culpa del éxito y del éxodo. Es también una película que, en momentos breves y dulces, registra las dos puntas de la filiación: ser hijo, ser padre.