No es que nuestras autoridades estén desbordadas por la delincuencia: se encuentran completamente rebasadas o avasalladas por ella. La situación de violencia con el asesinato de empresarios (SIETE en lo que va del año) que se pronuncian contra la extorsión, cobro de piso o corrupción y acaban siendo ejecutados resulta intolerable y dista mucho de ser "normal".