La elección del domingo pasado fue un paso franco para lograr un cambio de régimen. No fue solamente un voto por un nuevo gobierno, un nuevo reparto de asientos en el Congreso, un relevo en los poderes regionales. Fue una elección que construye una nueva hegemonía. Un bloque de poder que se impone en casi todos los rincones del territorio nacional, que consigue el respaldo de viejos y de jóvenes, del campo y de la ciudad, de universitarios y personas de baja escolaridad, de pobres y de sectores medios.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.