La complejidad política se eleva y los rieles que le daban forma y cauce han sido desahuciados casi totalmente
(A)temporalidad
Luis Rubio EN REFORMA
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Entre los setenta y los noventa, México vivió una era de crisis financieras, producto en buena medida de la laxitud con que se manejaban las finanzas públicas: enormes déficits, mucha deuda y poco cuidado de la rentabilidad de la inversión pública. Entre 1976 y 1995, los mexicanos nos acostumbramos a crisis de fin de sexenio que, de súbito, empobrecían a la población y erosionaban la cohesión social. La lección que el hoy presidente derivó de aquella experiencia fue nítida: había que cuidar las finanzas públicas para evitar caer en aquel patrón. La pregunta es si no se equivocó de época.
Presidente de México Evalúa-CIDAC, institución independiente de investigación. Fue presidente de la asociación de estudiosos de riesgo político y miembro de la CDHDF. Recibió el Premio Dag Hammarksjold (93) y el Nacional de Periodismo (98). Entre sus libros están Un mundo de oportunidades y El Dilema de México: los orígenes políticos de la crisis económica. Es doctor en ciencia política y tiene especialización en administración financiera.