Hace unos días, al participar en un evento internacional, la ministra presidenta de la Suprema Corte habló sobre las amenazas a la independencia judicial. No hablaba solamente de México, sino de un fenómeno que se sentía en buena parte del mundo. Los jueces han sido colocados por distintos regímenes como el enemigo al que hay que someter. Lo vemos en Europa, en América Latina; en gobiernos de derecha y de izquierda. Para los populismos de cualquier signo, los tribunales independientes son un estorbo que hay que eliminar o doblegar. Decía la ministra Piña en Nueva York que en muchos espacios se difunde la idea de que los tribunales constitucionales deben reducirse a replicar la voluntad política bajo el criterio exclusivo de la mayoría.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.