OPINIÓN

Así fue

Alma Delia Murillo EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Era domingo por la tarde. De golpe se helaba el corazón, no podíamos creerlo. El timbre del chat de hermanos anunció un mensaje, mi hermano el Gordo escribía: "No chinguen, se murió Juanga, denme el pésame que soy su viuda". La lluvia de emoticonos con caras de llanto, risa y corazones rotos se desparramó en la pantalla del teléfono y más pronto que tarde ya estábamos acordando reunirnos en casa de mi madre para unos mezcales porque sí dolía, dolía tanto que había que juntarse a que nos doliera en colectivo. Abrázame muy fuerte.