Aristóteles y el rock
Eduardo Caccia EN REFORMA
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Esta semana murió, a los ochenta años, el icónico Charlie Watts, una figura que contrastó su sobriedad y falta de apetito por la fama, con la extravagancia de sus compañeros en los Rolling Stones. Marcado con un corazón de jazzista, Watts fue un baterista singular. René, amigo de alta sensibilidad acústica, apunta su rasgo distintivo: "suspender el golpe al contratiempo para evitar que suene simultáneo a la tarola es muy raro". Más allá de hacer una apología de esta leyenda del rock, es interesante reflexionar sobre qué es lo que hace sobresaliente a un equipo. ¿Tienen las piedras rodantes vida, después de Watts?
Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.