Reparo, no puedo evitarlo, en que los únicos de piel tan morena como la mía son los y las policías que hacen guardia en el perímetro de Avenida Reforma. Comparto origen con ellos, y con ellas, además, los labios rojos. No sé qué me provoca reparar en que esas mujeres se han puesto guapas para salir a trabajar el día de la marcha por el INE: uniforme azul, labios rojos. Veo también que todos a mi alrededor son blancos, no puedo evitarlo, no quiero evitarlo, yo veo este país en colores. Blancos: comparto con ellos las gafas oscuras y costosas, el sombrero. No comparto el uniforme de playera rosa ni esa forma de hablar gremial, tan parecida. Soy esta mujer que cuando fue niña llevaba uniforme azul de escuela pública, de internado para niñas pobres, que estudiaba para "ser alguien en la vida" y que ahora recibe un "traidora de clase" por manifestar su apoyo a esta causa. Esa profunda contradicción. Ay, México. Ser mexicana, ¿qué carajos significa ser mexicana?
Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Editorial Plaza y Valdés). Ha colaborado en El Cultural de La Razón, The Washington Post, SinEmbargoMx, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ, Revista SOHO y otros medios. Desarrolla guiones para cine, teleseries y audioseries.