El Zócalo de la capital es el espacio non plus ultra de la protesta en México. Para bien o para mal, no hay escenario más desafiante por su ubicación y tamaño, con mayor valor histórico ni simbólico. Llenar el Zócalo es el máximo despliegue de presencia al que puede aspirar un movimiento social pacífico en este país. Y la llamada "marea rosa" lo ha logrado no una sino dos veces en poco menos de un año. La primera, el 26 de febrero de 2023; la segunda, el domingo pasado. (Y serían tres en cuestión de 15 meses de no ser porque el 27 de noviembre de 2022 la movilización no se propuso concentrarse en el Zócalo sino en el Monumento a la Revolución). No conozco ningún otro caso que haya logrado semejante hazaña en tan poco tiempo. Y menos con réplicas en más de 120 ciudades, sin contar con apoyos gubernamentales ni una gran estructura clientelar. Se dice fácil, pero lo que demuestra en términos de capacidad de convocatoria, de organización logística y de potencial político es muy notable.
Carlos Bravo Regidor (Ciudad de México, 1977). Es internacionalista por El Colegio de México e historiador por la Universidad de Chicago. Actualmente se desempeña como analista político y consultor independiente.