Aprender a morir

En mi barrio hay un puesto itinerante de tacos de canasta que se hace llamar "El ágape", sólo por el nombre tienen mi corazón, aunque no mi tripa. Cuando atravieso la avenida trotando, después de las siete de la mañana, ya hay gente amontonándose alrededor. Esta mañana un muchacho le dijo a otro mientras yo pasaba junto a ellos: "se va a morir de tanto correr", el compañero respondió "y tú te vas a morir de tacos". Poeta. Hice mi ruta de la carrera con una sonrisa y pensé en mi amigo P, con quien tantas veces hablamos, entre un ágape y otro, sobre cómo y de qué queríamos morir.