COLABORADOR INVITADO / Federico Pérez Cruz EN REFORMA
Citado en cierto hotel de la Ciudad de México, de cuyo nombre no quiero acordarme, constaté una realidad apabullante. Digna de un filme apocalíptico. O una novela distópica. Las hosterías de la Capital transformadas en pueblos fantasma. Sin huéspedes. Cual cascarones huecos. Vacíos y deshabitados. Por un lado, el miedo y, por el otro, las recomendaciones sanitarias contra el Covid-19 los mantienen francamente despoblados. Según reporta la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México: hoy, con 20 hoteles cerrados; con una desocupación general del 90 por ciento; con nueve de cada diez habitaciones vacías. Y siendo aún peor el pronóstico que no apunta hacia una mejoría inmediata, sino todo lo contrario. Pues la crisis del coronavirus recién comienza. A la vez que flota en el aire del Palacio de Gobierno la posibilidad de una cuarentena absoluta para toda la población capitalina.