Se hará su voluntad. La refinería se construirá y no habrá argumento, estudio, advertencia que cuente. Se hará en el lugar que el Presidente escogió personalmente. Son incontables las voces que han advertido la insensatez del proyecto. Nada valen frente al capricho presidencial. Las empresas que el propio Presidente describió como las mejores del mundo aseguran que el proyecto no puede concluirse satisfactoriamente en los plazos y con las condiciones definidas por el gobierno. Aún así, el Presidente sigue con su proyecto y, para que no haya duda, lo hará él mismo.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.