El terremoto de julio zarandeó todas las relaciones políticas que imaginábamos firmes. Tan enfático fue el deseo de cambio de los electores que muy poco de lo anterior queda en pie. Emerge una nueva Presidencia, un nuevo sistema de partidos, una nueva dinámica legislativa. Novedades en las que, sin duda, aparecen sombras del pasado y atisbos de lo inédito. La política regional no podría mantenerse al margen de esa orden de cambio.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.