Las diferencias del EI y Al-Qaeda
Notimex
(07 diciembre 2015) .-00:00 hrs
El autodenominado Estado Islámico (EI) y Al-Qaeda tienen los mismos objetivos: a través de la yihad (un término que tiene muchos significados, incluyendo "la guerra santa contra los infieles"), quieren imponer la sharia ("Ley islámica").
Las victorias sobre el terreno, sin embargo, han acentuado la popularidad del EI y han hecho sombra a Al-Qaeda, cosa que ha provocado tensión entre ellos y ha puesto en relieve sus discrepancias.
Una de estas discrepancias tiene carácter organizativo.
Al-Qaeda es una organización ágil y descentralizada a la cual se adhieren grupos de todo el mundo que operacionalmente, por lo tanto, tienen mucha libertad.
Se trata de grupos que no son fáciles de identificar y combatir, pero que tienen limitaciones evidentes en la coordinación.
En cambio, el EI se ha centrado en gran medida en la formación de un Ejército territorial que, aunque está compuesto en gran parte por combatientes extranjeros, opera en un territorio determinado alternando tácticas clásicas (bombardeos) y otras típicas del terrorismo (atentados suicidas y coches bomba, entre otras).
El EI ha logrado quedarse con numerosos grupos de las filas de Al-Qaeda, que han proclamado califatos destinados a confluir en un único gran califato mundial extendido sobre todos los territorios en los que el Islam ha estado presente históricamente.
El territorio a representar es otro de los puntos importantes de diferenciación: mientras que Al-Qaeda nunca ha tenido como objetivo la creación de un Estado, el EI lo ha perseguido siempre.
El EI se diferencia de Al-Qaeda por las fuentes de financiación.
Al-Qaeda dependía y depende mucho del dinero donado por poderosos y desconocidos señores de los países del Golfo (como su fundador, Osama bin Laden).
Mientras tanto, el EI cuenta con los fondos que se derivan del control del territorio saqueos, robo de bancos, apropiaciones de pozos de petróleo- y con fondos provenientes del extranjero, como la recaudación de fondos a través de las redes sociales.
El ISIS siempre ha mostrado una fuerte atención al ámbito de la comunicación.
Es una estrategia basada no tanto en el uso de los medios tradicionales sino también en gran medida en las redes sociales y los nuevos medios de comunicación: se trata sobre todo de Twitter.
Es bien sabido que en cada provincia que conquista el EI nombra un "Gobernador", un "comandante de Policía" y un responsable de comunicación.
Este último difunde mensajes oficiales destinados a demostrar la eficacia de la acción política del EI en el territorio y a atraer a nuevos miembros, ya sean combatientes o simplemente ciberyihadistas.
Estos son los que, a través de la difusión por internet de los mensajes del EI, contribuyen a la causa aunque estén lejos físicamente.
Entre los inventos más recientes se encuentra el mujatweet, un video de 140 segundos -una reminiscencia de los 140 caracteres de Twitter- donde gente normal expresa su gratitud hacia el EI destacando su equidad, su solidaridad y su sentido de la comunidad.
En uno de ellos se ven imágenes de la inauguración del parque de Raqqa en las que hombres del EI regalan helados a los niños.
Este sistema de comunicación multidimensional les permite llegar a un objetivo muy variado y, en buena parte, extremadamente joven.
La peculiaridad de esta propaganda es que no se limita a los pueblos árabes.
Sus casas de producción y broadcasting transmisión, de hecho, trabajan siempre en inglés y árabe -o como mínimo con subtítulos-, y a veces también en ruso y francés.
Además utilizan técnicas de audio y edición de video que son típicas de los formatos occidentales.
Los combatientes extranjeros, por otro lado, se trata de peleadores yihadistas, voluntarios foráneos, en su mayoría entre los 18 y los 29 años, que militan en las formaciones más extremistas que se oponen a las tropas del Gobierno sirio.
Se estima que los de origen árabe son aproximadamente 17 mil tres mil de los cuales proceden de Túnez- sobre un total calculado de 20 mil unidades, con otros tres mil que pertenecen a otros grupos étnicos, como chechenos, bosnios y albaneses, entre otros.
El fenómeno de los combatientes extranjeros, que provienen de los países europeos, ha cogido mucha fuerza.
Se trata de musulmanes de segunda y tercera generación que se sienten discriminados por la sociedad occidental en la que han crecido.
Según un informe del Internacional Centre for the Study of Radicalisation and Political Violence (ICRS) publicado hace nueve meses, han salido de Francia mil 200 jóvenes: el 75 por ciento son hombres; entre los menores de edad la mayoría son mujeres, uno de cada cinco se ha convertido al Islam y más de la mitad no estaban vigilados por la inteligencia antes de partir hacia Medio Oriente.
En segundo lugar, por número de combatientes extranjeros está el Reino Unido, con 750; seguido de Alemania, con 720; Bélgica, con 250, e Italia, con 80.
Se fueron para Medio Oriente y algunos han regresado a Europa.
Sus perfiles son heterogéneos.
El más famoso es Jihadi John, el nombre de guerra de Mohammed Emwazi, muerto el 12 de noviembre por un dron estadunidense.
Todo el mundo lo ha visto en los vídeos del EI: con el rostro cubierto por un pasamontañas y cuchillo en mano, Jihadi John decapita al periodista estadunidense James Foley y al japonés Kenji Goto.
Tiene un marcado acento británico.
Con 27 años, nació en Kuwait y se crió en el Reino Unido en el seno de una familia rica. En 2009 se graduó en informática y no contaba con ningún conocimiento militar.
La inteligencia británica lo vigiló, especialmente cuando se fue a África oriental con un par de amigos: creyeron que podría unirse al grupo terrorista somalí Al-Shabbab.
Encontró trabajo en Kuwait, volvió dos veces a Londres y el Servicio Secreto de Su Majestad le impidió volver a irse.
En 2012 se escapó y se dirigió a Siria.
El Ejército de aspirantes a yihadistas que se han ido de Europa para unirse a las filas del EI está demostrando ser un as en la manga de la banda terrorista.
El EI ha intuido un nuevo punto a su favor: si están bien guiados e instruidos, los ataques pueden ser mucho más letales.
El flujo a Siria e Irak se ha desacelerado en los últimos meses.
Pero las células durmientes del EI podrían estar ya acechando en varios países europeos.
Son personas con pasaporte francés, alemán, español, que hablan perfectamente el idioma del país en el que viven porque a menudo es su lengua materna y conocen sus hábitos.
Se mueven con facilidad en el contexto social.
Como los lobos solitarios, los yihadistas hechos a sí mismos, jóvenes inspirados por la propaganda del EI que deciden actuar por iniciativa propia.