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ENTREVISTA

'Lo visto es una parte del infierno'

Andro Aguilar

(31 noviembre 2014) .-00:00 hrs

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Visto a la distancia, desde su conformación en 2011, la principal aportación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) fue haber denunciado, como ningún otro grupo, la degradación que se vive en México desde por lo menos ocho años atrás.

Eso destaca el periodista Diego Enrique Osorno, quien acompañó al MPJD en la caravana realizada el tercer trimestre de 2012 por 27 ciudades de Estados Unidos, para reclamar la corresponsabilidad de ese país en las decenas de miles de muertes relacionadas con el tráfico de drogas en el territorio mexicano.

El registro del viaje realizado por los familiares de las víctimas en la nación que dictamina la política antidrogas en gran parte del mundo y que provee a México de la mayoría de armas con que asesinan los miembros de la delincuencia organizada, quedó plasmado en el libro Contra Estados Unidos, crónicas desamparadas (Almadía), que será presentado por su autor en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

"(El MPJD) fue la conciencia del país en medio de este periodo que ha sido terrible. El trabajo que ellos hicieron quizá no logró parar el caudal de barbarie, pero a la hora que empecemos a reconstruir lo que pasó, va a ser fundamental para avanzar un poco más en la recuperación del tejido social, de la memoria histórica de muchos de nuestros pueblos y ciudades", indica Osorno en entrevista.

El periodista señala lo anterior exactamente a dos meses de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero. Y justo el día en que la televisión francesa dio a conocer el secuestro simultáneo de 31 adolescentes de una secundaria en el municipio de Cocula, en esa misma entidad.

La entrevista ocurre antes de que los cuerpos decapitados de 11 personas fueran abandonados en el municipio de Chilapa, también en Guerrero, horas antes de que Enrique Peña Nieto anunciara sus 10 medidas para "mejorar la seguridad, la justicia y el Estado de derecho".

Este panorama, que desencadenó una ola de protestas ciudadanas en el interior del país y a nivel internacional, es lo que el MPJD empezó a desenterrar tres años atrás.

"Ayotzinapa es una poca de mucha verdad que falta por conocer. Los casos de la Caravana son algunos, pero hay otros que ni siquiera han podido tener una salida, una voz", advierte Osorno, "tal vez nos vamos a dar cuenta de que lo que hemos visto es solo una pequeña parte de un infierno mucho más grande. Lo que hemos llamado la 'guerra contra el narco' era entre otras cosas una crisis profunda de derechos humanos".

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El 12 de agosto de 2012, alrededor de un centenar de integrantes del MPJD inició su tercera caravana, la primera afuera del suelo mexicano. Una expedición de 11 mil kilómetros durante 30 días conformada por familiares y amigos de personas desaparecidas o asesinadas, a los que se sumaron activistas mexicanos y estadounidenses, así como otros ciudadanos empáticos con las demandas del movimiento.

La caravana fue encabezada por el poeta Javier Sicilia. También asistió Emilio Álvarez Icaza, actual secretario de la Comisión Internacional de Derechos Humanos.

Diego Osorno se sumó para registrar los pasos de la caravana. En el trayecto publicó en Reforma 30 crónicas de manera consecutiva, una por cada día.

Después del recorrido por un mes, el periodista relata haber terminado como si hubiera recibido una paliza, física, psíquica y emocionalmente; aturdido ante el contacto con el dolor.

Los textos publicados recuperan las historias de las víctimas y de algunos anfitriones. Conforman el nuevo libro de Osorno intercalados con una entrevista a Javier Sicilia, dividida en seis fragmentos.

Osorno y Sicilia conversan de poesía, narrativa, o la música de Bob Dylan, hasta la relación del activista con el subcomandante Marcos, el significado y el manejo del dolor, la caravana, el movimiento por al paz y su agenda ante el regreso del PRI a Los Pinos.

El nombre del libro obedece a su intención de no dejar dudas sobre el reclamo hacia la corresponsabilidad de Estados Unidos. Y el subtítulo tiene que ver con la forma en que las víctimas hicieron el viaje: en el desamparo, la desazón. "En Estados Unidos no les hicieron caso de lo que iba pasando y en México tampoco".

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Basado en el movimiento poético fundado por Roberto Bolaño, Santiago Papasquiaro, Bruno Montané, José Vicente Anaya, entre otros, Diego Osorno buscó una manera de llamarle al periodismo narrativo en medio de la violencia desatada por la guerra contra el narco. Lo bautizó con "infrarrealista" y estableció que su materia prima serían las historias de los muertos más que la cifra que representan. Ése es, afirma, el papel que debe jugar el periodismo en este contexto.

Durante este periodo enmarcado en lo que Felipe Calderón denominó "guerra contra el narco", que perdura hasta la fecha, el periodismo narrativo, apunta Osorno, ha buscado contar lo que el sistema informativo predominante no produce o no permite.

Osorno asegura que después de la caravana por Estados Unidos confirmó su necesidad de acercarse mucho más a los movimientos de la sociedad civil para evidenciar la realidad inexistente que difunden los gobiernos y partidos políticos.

"Hoy más que nunca debemos buscar a esa gente, la que no tiene vocero ni aparato de comunicación social y tratar de incluirla en nuestras historias, trabajo, referencias. Para eso es que también tenemos que hacer alianzas concretas. Yo trato y estoy decidido de aliarme con el movimiento social y político y las ONGs para tratar de revertir esta negativa difamante que se vive en el país. Lo otro está sobrecontado", asegura.

Relata que cuando tenía 11 años se decepcionó al percatarse que la gran mayoría de los periódicos publica las mismas noticias.

"Me sigue asombrando que hoy en día siga esa uniformidad. Eso habla de que los sistemas de comunicación social hacen muy bien su trabajo y logran que se cuente un discurso. De vez en cuando hay periódicos que sacan sus historias, pero es excepcional, y esto es desproporcional en comparación con el resto de la información. Me parece que en la guerra del narco eso se vio de forma más dramática porque estaban muriendo personas, y ahí era importante liberarnos de esa narrativa que estaba produciendo desde los aparatos de comunicación social.

¿La justicia que demandó el MPJD se vislumbra más cerca ahora?, se le pregunta.

"Es ahora o nunca", concluye.