Pasado mañana se cumple el 87 aniversario de la expropiación petrolera. En 1938, con las empresas petroleras extranjeras desafiando al Estado mexicano, la expropiación era una decisión arriesgada pero necesaria para consolidar la autonomía del país. La integridad de Lázaro Cárdenas y el momento geopolítico permitieron sortear la furia de los agraviados. Con la Segunda Guerra Mundial en puerta, el gobierno de Estados Unidos adoptó una postura conciliatoria.
Carlos Elizondo Mayer-Serra, politólogo (Oxford) e internacionalista (El Colegio de México), se ha dedicado a investigar la tensión que existe entre lograr gobernarnos democráticamente y crecer económicamente. Su más reciente libro, Los de adelante corren mucho: Desigualdad, privilegios y democracia, discute esta tensión para el caso del continente americano. Es profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.