Siempre, pero siempre, es el PUEBLO el que paga los errores de su Gobierno, o sus excesos, pifias o abusos. Consideramos que el castigo económico -vía aranceles- que el Gobierno norteamericano le impuso a las exportaciones mexicanas constituye una de esas instancias. Es el Gobierno -y no el pueblo- el encargado de las políticas migratorias, y de la misma manera es el Gobierno, y no el pueblo, el responsable de combatir la ilegalidad y el tráfico de sustancias prohibidas.